diciembre 05, 2010

Colmillos Salvajes, Capítulo Dos: Un Gato Sonrriente

Capitulo Dos:
Un Gato Sonriente

A Jane se le fue el alma a los pies al oírlo (si es que la tenía, claro). Él sabía que ella era una lycan, pero definitivamente él no era uno de los suyos, claro que no, eso saltaba a la vista... pero entonces ¿Qué era?
– Y ¿Cómo es que tú sabes que yo soy lycan?
Él no respondió. La miro con sus ojos dorados como pretendiendo que Jane sabía la respuesta, pero no. Ella no tenía ni la menor idea de qué clase de animal podía ser el sujeto, sólo intuía que era un depredador magnífico. Le quitó el espacio a las preguntas tontas y continuó besándolo, ya descubriría en otra ocasión con qué clase de animal salvaje se estaba involucrando.
El juego continuó en el departamento de Evan. Entraron atropelladamente, sin dejar de besarse y acariciarse, quitándose la ropa en el camino. El sitio era muy agradable; las paredes verde musgo de la sala estaban decoradas con cuadros que mostraban unas figuras extrañas que Jane no supo distinguir a simple vista; primero porque las pinturas requerían una contemplación minuciosa, y  segundo,  porque estaba concentrada en quitar de su camino aquellos vaqueros  que estaban dando problemas con la cremallera. El resto de la casa lo conocería mas adelante.
No hace falta una descripción detallada de todo lo que hicieron, basta decir que aquellos muebles jamás habían visto tal pasión en dos desconocidos.
Cuando amaneció, Jane estaba despierta, tirada en el suelo junto a Evan, cubierta por un  trozo de cortina que había logrado sobrevivir al ataque. Por su mente se asomaban las imágenes de la alocada noche, ¡Vaya que alocada!
Miró a Evan descansando a su lado. ¡Que indefenso lucía allí dormido! Sus manos eran grandes, con los huesos muy marcados. Recordó lo delicado de sus movimientos, un ataque sutil, audaz y veloz, como un felino malévolo que está de cacería: por primera vez encontraba un amante digno de seguir con vida, y, aunque ella intentara liquidarlo, se defendería muy bien.
Se levantó cuidadosamente del suelo y tomó lo que sobrevivió de su ropa. Una vez vestida escribió una nota con labial en el espejo de la sala, el que rezaba:
87539257 Tenemos una conversación pendiente felino salvaje.
Luego salió del departamento con rumbo a su casa, volvió a meterse por la ventana como si jamás hubiese salido del cuarto y, una vez adentro, se sentó en la cama en silencio.
Estaba cansada y somnolienta. Abrió la ventana para que entrara la luz del sol naciente, se recostó tal cual estaba y cayó profundamente dormida, impregnada aún por el perfume cítrico, herbáceo y salvaje del felino que había cazado y que sin duda también la cazó a ella.
Algunas horas más tarde el ruido de su celular hizo que se despertara de un salto; al mirar la pantalla vio un mensaje cautivador.
              Nos vemos en el cine abandonado que hay al norte de la ciudad. Llevaré un par de vasos. E.
–Vaya, vaya... así que el gatito tiene sed – pensó Jane – Ya le llevaré leche.
El móvil marcaba las 17:23. Había tenido un sueño placentero.

            Su atuendo era mucho más producido que en otras ocasiones de cacería: un vestido azul turquesa resaltaba su piel blanca y su cabello oscuro; los ojos verdes enmarcados por una suave sombra gris y unas largas pestañas, sólo con eso ella destacaba por entre cualquier otra. En el regazo llevaba dos botellas, una de whisky (Jack Daniels) y en la otra un café cubano que se bebía frío.
–Hola gatito – soltó ella al verlo sentado en cuclillas sobre una proyectora – ¿Ahora contestarás mi pregunta?
–Tal vez sí, tal vez no, todo depende de lo que me des a cambio– Contesto él con una sonrisa.
–¿y que quieres a cambio de una respuesta?
–Saber por qué una loba tan apasionada llora y aúlla cuando el macho le entrega el placer que busca.
            Los ojos dorados de Evan estaban fijos sobre ella, podía sentir su mirada en la nuca, pero ella solo bajo la cabeza y apretó los parpados dejando caer unas lágrimas. Abrió los ojos de golpe y, de pronto, los indefensos y seductores ojos verdes se esfumaron y dieron paso a los violentos y asesinos ónix negros.
Ni siquiera Evan pudo ver como de pronto Jane sacó las garras y los colmillos, y se abalanzó sobre él, acorralándolo entre la lente del proyector y la pared
–Mira Gato, si queremos seguir siendo amigos, más vale que no pretendas hurgar en mi pasado ¿Entendiste?
–Jane, actuando así solo me demuestras que mi teoría puede ser correcta...  dijo él con un tono muy suave y despreocupado.
– ¡Te dije que ya basta! –Gruñó ella. – Que esté aquí ahora no quiere decir que debas ser mi confidente, primero, porque no lo necesito, y segundo, porque no es asunto tuyo.
            Luego le soltó el cuello y lo empujó contra una pared. Respiró profundamente e intentó relajarse. Evan se sobaba el cuello, tenía las garras de Jane marcadas con sangre en la piel. Se acercó cuidadosamente a ella, pero no intentó sorprenderla, sino que demostrarle que lo sentía.
– Eh... No pretendía que te enfadaras, mi lobezna, sólo quería saber más de esa depredadora, pero no te preocupes, que puedes confiar en mí.
–No, gatito, no puedo confiar en uno de los animales más traicioneros que existen – dijo Jane intentando alterarle, por alguna extraña razón, Evan nunca dejaba de sonreír.
Era extraño, irreverente y sarcástico, pero ninguna de esas cosas podía combatir con la seducción que desplegaba con solo una mirada, y menos con esa fama de buen amante que acababa de construirse en la cabeza de Jane.
– ¿Y mis respuestas qué? ¿No piensas dármelas?
– Soy un vampiro. Un Vampiro Grangrel.

2 comentarios:

  1. Sabias ke me matarias con las figuras felinas ¿cierto? XD
    Tu estilo sigue siendo muy elaborado, te has salvado de la Guadaña gramatical por esa delicadeza narrativa.
    La Gata Roñosa q maúlla en el desierto.

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  2. Jujujujuju un vampiro Gangrel!!!!! Mi mundo de a poco se está fusionando con el tuyo, Hahahahahaha!!!

    Ahora es un capitulo que me hace sentir un extraño sentimiento, algo así como que lo he visto de manera distinta en otro lugar, tal vez sea el hecho del cine abandonado jejejeje

    Muy buena continuación, pero necesito más, aún necesito mucho más.

    Se despide El Chico de la Risa Estruendosa!

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